Declaración de Principios

1. Respetamos a todas las religiones, escuelas, filosofías y sectas

—y sus libros sagrados— pues todas tienen los mismos Principios Religiosos o Espirituales, lo que cambia son las formas religiosas.

En vez de pelear por las diferencias, buscamos lo que une a todas las religiones, escuelas, filosofías y sectas.

Estudiamos las religiones comparadas y las respetamos, aunque tengamos diferentes criterios o formas religiosas.

Por tanto, en estos tiempos del materialismo más radical que tenga noticia nuestra humanidad, más bien decimos: ¡Religiosos del mundo uníos!


2. ¡Qué belleza si todos los humanos tuviésemos una Religión!

Todas son buenas y benditas expresiones del Amor de la Divinidad, según la época y el lugar.

Lo triste es no tener espiritualidad, no tener Religión... Es una vida muy penosa y vacía en el fondo, por más que se tengan cosas vanas y transitorias...

Y para los que aún tenemos Religión en estos tiempos de la súper-modernidad, en verdad pobre valor tienen las cosas —materiales y también espirituales— tras que andamos y corremos, pues si cada cual siguiera seriamente y de corazón la Religión a que pertenece —cualquiera que ésta sea— habría la paz más absoluta sobre la faz de tierra...

Y hablaríamos familiarmente con los ángeles, devas, dioses, genios o como quieran llamarles en las distintas religiones, a las sagradas Jerarquías Divinas que sirven al Altísimo, y que en nuestra tradición judeo-cristiana son los benditos ángeles, arcángeles, principados, virtudes, potestades, dominaciones, tronos, querubines, serafines, etc.


3. Reconocemos firmemente que el Cristo es Cósmico, Sagrado y Universal, y que puede tener muchos Nombres Venerables en distintas culturas...

Y que es nuestro muy alto deber —y derecho— encarnarlo dentro de cada uno de nosotros mismos, para que Él y su amado Padre vengan a nosotros para hacer su morada… Amén.

Pues de nada sirve que haya nacido en Belén, si no nace el Cristo dentro de nuestros corazones… Si no lo formamos en nosotros, si no lo encarnamos, después de limpiar nuestro establo, lleno de los simbólicos animales...


4. Seguimos fielmente y de corazón su muy luminosa manifestación como JESUCRISTO —Jeshúa el Bendito— que nos quiere a todos buenos y malos por igual, y que no vino a llamar a los justos sino a nosotros los pecadores al arrepentimiento...

Y además, generosamente nos dio a conocer los Misterios del Reino de los Cielos... Misterios Sagrados que debemos venerar y respetar... Amén.


5. Buscamos el Reino de Dios y su Justicia, y debemos hacerla parte de cada uno de nos, pues el buen juez por su casa empieza...

El que sigue a la Ley y los profetas, cumple con la voluntad del Padre así en la tierra como en los cielos...

Anhelamos de todo corazón, que todos los seres humanos logremos encarnar al Padre Nuestro, en el secreto profundo de nuestro Ser... Amén.


6. Sólo un Pastor tenemos, el Divino Rabí de Galilea, Jeshúa el Bendito, por tanto, aquí sólo habemos diáconos y obispos —únicas autoridades que cita nuestro amado Apóstol Pablo (Tito, Timoteo y Filipenses)— y debemos ser templados, maridos de una sola mujer, respetuosos de todas las damas y de la humanidad entera, y no necesitamos sabernos la Biblia de memoria, sino cumplir lo que ordena.

Deber correlativo tienen nuestras muy apreciadas diaconisas y obispas de la Sabiduría Paulina, como la célebre Febe (Romanos 16:1 y 27), Diaconisa de la Iglesia que estaba en Cencreas (Corinto).

Auténtica Iglesia Paulista Jesús Cristo Nuestro bendito Pastor Celestial no hace discriminaciones de ninguna especie, nos quiere a todos buenos y malos por igual, hombres y mujeres, sin distinciones de edad, sexo, raza, educación, condición social, religión o creencia, etc.

Recordemos que en aquella religión cristiana primitiva del Apóstol Pablo, las mujeres participaban del rito, como la célebre Febe... Es más, todavía a finales del siglo cuarto bautizaban las diaconisas o sacerdotisas, pues hay abundantes ordenanzas de la época que prohíben tal costumbre religiosa.

Asimismo, fue hasta principios del siglo cuarto, en el Concilio de Elvira (cerca de o en la propia Granada, en 305-306), cuando se prohibió a los sacerdotes tomar esposa, ratificándose la prohibición en varios concilios de Toledo y otros que le siguieron.

Mas al principio no fue así, y el polo femenino de Dios estaba presente en el Rito Cristiano Primitivo o Paulino, apoyando al diácono o sacerdote cristiano, mientras que en la antigua Torá la mujer judía siempre estaba en galería —segregada de los hombres— y ni tan siquiera era válido su testimonio en juicio... además, estaba bajo la rígida férula del rabino, su maestro o sacerdote judío.

Nuestro amado Apóstol Pablo, siguiendo al Cristo y su Nueva Torá, su Nueva Ley, es el creador de los ritos cristianos —síntesis de los misterios griegos y hebreos— y gracias a él no nos circuncidamos, ni continuamos en las sinagogas, ni seguimos las rígidas formalidades alimenticias de la Ley judía, conforme ordenaban los nuevos cristianos “ortodoxos” de Jerusalem.

Además, vino a darle libertad y honor a la mujer, aún cuando aplicase muchas reglas formales de la época —griegas y judías— como cubrirse la cabeza en el rito y otras menores, pero la mujer pudo ser Diaconisa, y bautizar todavía hasta finales del siglo cuarto, mucho tiempo después de que los Ritos Paulinos (con Diaconisa) fueran prohibidos y que también se prohibiera el matrimonio de los sacerdotes...

En la Nueva Torá Cristiana, tampoco se permiten los sacrificios de sangre... Por el contrario, nuestro amado Rabí de Galilea instituyó la sagrada Unción Cristiana, donde se bendice el pan y el vino (Mateo 26:26-27; 1ª Corintios 10:16-17; Hechos 2:42) en vez hacer altares de fuego y sacrificios de corderos, pues el bendito Súper-Cordero Jesucristo ya fue sacrificado por todos nosotros —humanidad adúltera y perversa— en ese amargo Shabbat del Pésaj o pascua judía, del año 33… Y así derramó sus átomos crísticos sobre la humanidad entera...

Hay Nuevo Testamento=Hay Nueva Torá. Y si bien se respeta la antigua Torá —los 10 mandamientos de la Ley de Dios, que nos diera Adonay a través de Moisés— y no se cambia una tilde de la Ley, sin embargo, las formalidades o reglas externas fueron abandonadas, como sucede con la circuncisión y reglas alimenticias, etc., pues “misericordia quiero y no sacrificio” y “un nuevo mandamiento os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado”.

¿Qué más puede pedir un hombre recto, un buen ciudadano?


7. Tampoco hacemos de la Sabiduría Cristiana un negocio, y no pedimos ni exigimos cuotas ni diezmos... para que nuestra gloria no sea vana, como dice nuestro amado Apóstol Pablo (1ª Corintios 9:15 y 1ª Timoteo 6:10), quien siempre trabajó e hizo las labores más humildes, como está escrito, y al seguir la Sabiduría del Cristo, siempre hizo honra a Mateo 8:20, pues nunca tuvo donde reclinar la cabeza… salvo las frías prisiones romanas.

Aquí todos trabajamos, y el que quiera comer del altar puede comerse las tablas o las piedras de que está hecho.

De ninguna manera vendemos pedazos de cielo en cómodas parcialidades, pues las personas sólo se salvan según sus buenas obras, sus buenos pensamientos y sus buenos sentimientos...

Lo único que amablemente pedimos y exigimos es una conducta recta… Mejor demos como diezmos buenos pensamientos, oraciones y alabanzas, tan sólo el 10% de nuestro tiempo diario, desde que acordamos hasta que nos acostamos...


8. Insistimos: Es nuestro deber ser un marido ejemplar y un padre ejemplar, un hijo ejemplar, un nieto magnífico y un abuelo patriarcal...

Un ciudadano modelo, respetuoso de su mujer, de las mujeres ajenas y de las demás devotas del Sendero; marido de una sola mujer; humilde, recto, templado, sacrificado por la humanidad y no sacrificante de ésta, etc. (1ª Timoteo 3)

Y correlativamente, también nuestras muy apreciadas damas cristianas, auténticas y rectas, de la Sabiduría Paulina.


9. En cumplimiento del Evangelio, decididamente no toleramos faltas de respeto ni abusos contra las devotas del Sendero, pues las mujeres deben ser respetadas y por ningún concepto se debe mistificar o justificar el adulterio, y así nos evitamos la terrible reprensión de 1ª Corintios 5:1.

¡No nos interesa el portamonedas ni la mujer de nadie!

Siempre recordamos vivamente las palabras del bendito Apóstol:

“Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en [dentro de] vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros [dueños]?” (1ª Corintios 6:18-19)

Asimismo, consideramos nuestro muy sagrado deber, respetar y ayudar a las viudas y los huérfanos de nuestros compañeros de esta Senda Espiritual, y pedir abundantemente por ellos y sus derechos, como también está escrito de muy antiguo (Deuteronomio 27:19).


10. También respetamos a la bendita Madre del Redentor del Mundo,

y no aceptamos palabras ofensivas ni razonamientos contra Miriam o María, sea real o simbólica, o bien, contra Maya, Isis, Freyja, Shakti, Pachamama, Tonantzin, o cualquiera que sea el nombre que se le dé a nuestra bendita Madre Divina, la Parte Femenina de Dios... La Sagrada Esposa del Espíritu Santo, junto a quien crea todo lo que es, ha sido y será... Amén.


11. Nosotros la reconocemos y veneramos profundamente, como hijos que somos de nuestra Madre Universal, de nuestra Madre Naturaleza y de nuestra Madre Física que nos trajo al mundo y nos da la bendición de la Vida... Amén.

De corazón seguimos el cuarto mandamiento de la Ley de Dios: “Honra a tu padre y a tu madre [físicos y espirituales o divinales], para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” (Éxodo 20:12)... Amén.


12. Predicamos con el ejemplo y buscamos cumplir con el Triple Camino de Liberación que nos lleva al Cristo:

“Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo 16:24)... Amén.


13. Rechazamos todo dogmatismo, fanatismo, hipocresía, santurronería, mojigatería, fariseísmo, chismografía, culto a la personalidad, poses pietistas y fingidas mansedumbres, y extensos cuentos en el nombre del Cristo o del Buda, o de cualquier otro Gran Ser.

Aunque los respetamos como humanos, no nos interesan los seudo-cristianos, mitómanos o seudo-iluminados, solos o congregados (2ª Corintios 11:13 y ss.), ni tampoco nos interesa polemizar con nadie.


14. AQUÍ NO AMENAZAMOS —IMPENSABLE— CON LA LEY DE DIOS O LA LEY DEL KARMA, ni condenamos al Juicio Divino a quienes se salen de la institución, o si no dan sus diezmos y primicias, o si no cumplen todos los continuos caprichos de los superiores...

Aquí no suplantamos al Altísimo ni a sus Jueces inefables, para condenar a los demás.

No queremos amos, como tampoco queremos idólatras de nuestra muy humana e imperfecta personalidad.

Respetamos la dignidad de las personas y la Ley, tal como nos enseñaron nuestros abuelos, y quien se queda no estorba y el que se va no hace falta.

Tenemos un máximo de libertad dentro de un máximo de orden... Amén.


15. Evitamos meternos en la vida ajena (Mateo 7:3-4),

pues los defectos personales deben ser eliminados por sus poseedores —y sustituirlos por la virtud opuesta, que nos regala el Padre— y sólo deben ser reprensibles con toda prudencia y discreción, con honra, como dice el Apóstol (Romanos 12:10), cuando afecten el orden Institucional.


16. Quien desee tener símbolos o imágenes, bien puede hacerlo, pues bellas son las imágenes de los querubines del Arca de la Alianza y todo el simbólico ornato del Templo de Salomón...

La belleza del arte sacro es una cosa, mientras que la idolatría es otra cosa muy diferente, pues muchos prohíben todo género de imágenes y crucifijos, etc., pero idolatran al dios Mammón —al poderoso caballero don Dinero— y explotan a la humanidad en vez de servirla...

Por eso dice claramente en Colosenses 3:5: “Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría.”

Otros se idolatran a sí mismos y exigen que los demás los idolatren. Esos son los verdaderos ídolos vivientes con pies de barro. Esa es la verdadera idolatría de estos días.

Por consiguiente, Jehová sagrado, Adonay Sabaoth, estará más contento si destruimos los ídolos que en nuestro interior cargamos y veneramos, y hemos levantado y erigido con esmero, ya sea al amor propio, la vanidad, el orgullo, la egolatría, la envidia, la lujuria, la ira, la pereza, etc., y las estatuas y santerías que hemos hecho con nuestra auto-imagen, de nuestra muy egoísta, mitómana, superba y falsa personalidad.


17. La formación del Cristo en nosotros no obedece a las reglas formales, externas y superficiales, fanáticas y farisaicas, santurronas y venenosas, carentes de sentido común, que muchas veces afectan sin necesidad nuestra sana convivencia social, especialmente con las familias.

Muchos admonitores y críticos no se fuman un cigarro ni se toman una copa ni van a un baile, ni conviven socialmente con los “impuros” de los gentiles, pero ven pasar a una mujer y la desvisten con la mirada… y la codician y adulteran con ella en su corazón (Mateo 5:28) y viceversa las mujeres, cuando codician a los hombres.

Sin embargo, “Jehová conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad.” (Salmo 94:11)

El Cristo —el bendito Mesías que viene a redimirnos interiormente— se va formando, se encarna en verdad dentro de nosotros —todos, hombres y mujeres— por la limpieza de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; es decir, siguiendo fielmente su Triple Camino de Liberación (Mateo 16:24)... Amén.

Así realizamos dentro de nosotros mismos el milagro de las bodas de Canaán, al transformar el agua simple de nuestra muy humana e imperfecta personalidad, en el vino sublime de la supra-conciencia del Espíritu, y así nos vamos cristificando, vamos formando al Cristo dentro de nosotros, según nos invita —con dolores de parto— nuestro amado Apóstol Pablo.

Esta cristalización o formación del Cristo dentro de nosotros, se va realizando a lo largo del camino de la vida —la más rigurosa de todas las maestras— con mucha paciencia, según nos enseñó el Instructor del Mundo, Jeshúa el bendito:

“En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas.” (Lucas 21:19)... Amén.


18. Nos basamos en el ejemplo, por eso somos un grupo cristiano de rectitud, alabanza y oración, de meditación profunda, de estudio serio de los textos cristianos, de ritos y ceremonias blancas, y prácticas sinceras de la Caridad Universal...

Y no somos un simple club-social-religioso-cristiano más.

Entendemos que la profunda Enseñanza, la sagrada Sabiduría del Apóstol Pablo, iluminará nuestro camino hacia el Cristo, de manera seria, responsable, liberadora de nuestras cargas psicológicas, y nos dará un sincero anhelo de servir a la humanidad con amor consciente.

Esta Caridad Universal es la más exaltada de las virtudes (Romanos 13:1 y ss.) y cumplimos con alegría entregando la Enseñanza Crística sin esperar nada a cambio...

Somos gentes sencillas, respetuosas del Cristo, cuya Enseñanza debemos hacer carne y sangre dentro de nosotros mismos, aquí y ahora... Amén


19. Somos una congregación seria, que busca la auto-vigilancia y la auto-corrección de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, porque sabemos que el enemigo secreto está fuera... pero también está dentro de nos, ¡y debemos vencerlo!, negándonos a nosotros mismos, como está escrito.

Debemos negar y destruir nuestros vicios o errores, esos pecados capitales, esos demonios que llevamos dentro, que nos amargan la vida personal y socialmente, y ofenden al Altísimo que también está dentro de nosotros (1ª Corintios 3:16).

Para que nuestro Padre que está en secreto nos regale la luminosa belleza de las virtudes opuestas a tales vicios, esas benditas luces de la conciencia, y seamos así Vasos limpios para recibir el Espíritu Universal de Vida...

En verdad, sólo buscamos tener contento a nuestro Padre que está en secreto, con el recto pensar, recto sentir y recto actuar... Amén


20. Desde los albores del cristianismo, los grandes apóstoles Pedro y Pablo, insistían en la corrección sexual del individuo como clave de la Enseñanza:

“Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor; no con concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios.” (1ª Tesalonicenses 4:3-5)

“Vosotros, maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a herederas de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.” (1ª Pedro 3:7)

Auténtica Iglesia Paulista Jesús Cristo y tal es nuestro bendito deber… que debemos cumplir con la —también bendita— continuidad de propósitos, respetando seriamente esa ciencia amorosa del Apóstol Pedro, que da honor a la mujer con las reglas sustanciales de Levítico 15 (2, 16, 18, 32 y 33), para que la gloriosa Cruz de nuestro Matrimonio Cristiano, florezca como floreció la vara de José al desposar a Miriam... Amén

Lazo sagrado, auténtica Cruz de Resurrección es el Matrimonio Cristiano, y sólo debe disolverse cuando lo autoriza la Nueva Ley, la Nueva Torá Cristiana (Mateo 5:32 y 19:9), y no la antigua Torá judía, que permitía repudiar a la mujer por cualquier causa, debido a la dureza de nuestro corazón, como está escrito.

El Matrimonio Cristiano es en realidad la Piedra que los edificadores rechazaron, la que ha venido a ser cabeza de ángulo en la Nueva Torá Cristiana...

Por eso se estableció la estricta monogamia, obligatoria para diáconos y obispos (1ª Timoteo 3:2 y Tito 1:6).

Este lazo sagrado, sustentado en la bendita Piedra ungida de Jacob que los edificadores desecharon, viene a darnos sabiamente —con mucha pureza y paciencia— la posesión definitiva de nuestras almas, la formación del Cristo en nosotros mismos...

Así cobran vida las palabras del bendito Apóstol Pablo en 1ª Corintios 15:40 y ss., pues se van formando dentro de nosotros sus cuerpos crísticos, celestiales o espirituales, para que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad... “¡Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos!”... Amén.


21. Seguimos el camino de en medio, recto por el centro —ni a derecha ni a izquierda— como está escrito (Proverbios 4:25-27), y procuramos caminar prudentemente con los dos pies, tratando con cortesía y buena voluntad tanto a las ovejas como a los cabritos… (véase Filipenses 2:15)

Y sobre todo, perdonando a nuestros deudores —esos contra quienes con mucho rencor y venganza decimos: me la debes y me la tienes que pagar— para que así también nuestro Padre que está en los cielos perdone nuestros pecados, mucho más graves que las faltas u ofensas de nuestros pobres deudores...

Ciertamente, en la medida que perdonemos seremos perdonados (Mateo 6:14 y 15).


22. Reconocemos los ritos siguientes: bautismo, matrimonio y funeral, así como el Ágape —también llamado misa— y la consagración de templos, diáconos y obispos.

Todas nuestras reuniones, convenciones y congresos, deben ser para honrar a la Divinidad y dar regocijo a nuestro Padre que está en secreto y nos vigila minuciosamente, y no para hacer negocio o darle brillo a la falsa personalidad de nadie.

Divinas Personalidades solamente las de un Jesús de Nazaret, un Moisés, un Krishna en la India, un Buda, un Zoroastro, un Lao Tse, un Quetzalcóatl, un Viracocha, etc., verdaderas expresiones o encarnaciones de la Divinidad Cósmica Universal, cuyo Nombre es desconocido, es impronunciable... pues sólo Él lo sabe, por eso Él es Él, como está escrito.

Estas encarnaciones divinales, son para recordarle a esta generación adúltera y perversa —que sigue pidiendo señal— su errado camino, y el desenlace fatal de su auto-agresión como especie...

Luego entonces, veneramos profundamente a todas las manifestaciones del Altísimo cualquiera que sea el tiempo y el lugar, y seguimos fielmente su más grande manifestación en la humilde persona —sin títulos ni dinero, como siempre— de Jeshúa el Bendito, nuestro amado Señor Jesucristo.

Por tanto, nuestros Templos deben ser verdaderas academias cristianas, centros de enseñanza, de normalidad y tranquilidad sicológica, de alabanza y oración... Templos de verdadera Liturgia Crística... Amén


23. Rechazamos expresamente las doctrinas del error, como la torcida interpretación —muy conveniente para la picardía— de Romanos 3:24, 11:6, 9:32, etc., donde según esto sólo basta la fe y no se necesitan las obras de la Ley, pues la sola fe en el Cristo todo lo perdona, aún cuando hagamos malas —pésimas— “obras”.

Dicen que como Él es todo amor —sí, pero amor consciente, con equidad y justicia, respetando la Ley del Padre— por eso lo perdona todo, pero todo, todo, absolutamente todo...

Sin embargo, por más que quisiéramos, la vida nos enseña que todos los hijos tenemos nuestras limitaciones frente a los padres, máxime cuando se ofende al Padre o a la Ley del Padre.

Con esa torcida interpretación, con este pretexto, muchos toleran a otros y se toleran ampliamente a sí mismos en sus reincidencias, y se auto-exoneran y auto-perdonan —antes o después— de cualquiera culpa o pecado...

Es decir, según este torcido criterio, el Cristo es cómplice y a la vez perdonador de todos nuestros pecados...

Esto no es verdad, puesto que el bendito Apóstol Pablo se refiere a la circuncisión judía, “obra” externa o formalidad fijada en la Torá, la Ley judía, junto con otras “obras de la ley”, como las reglas alimenticias.

Esa “obra de la ley judía” la querían imponer desde Jerusalén los supuestos ortodoxos, como requisito para ser cristianos: Primero judíos y circuncidados, y después cristianos.

Criterio u ordenanza que se combate en toda la Epístola a los Romanos como “obra de la ley”, por las muy justas razones ahí expuestas.

Y obviamente, el bendito Apóstol no está siendo complaciente con el delito o justificando el pecado, con el pretexto de que sólo basta la fe...


24. Por el contrario, hacemos nuestras las ardientes palabras del Treceavo Apóstol, nuestro amado Señor Pablo de Tarso, dichas en esa misma e idéntica Epístola:

“Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras [acumulas] para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios; el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.” (Romanos 2:5-6)

No dice conforme a su fe, o que basta la fe, sino conforme a sus obras.

Por tanto, de acuerdo a la interpretación sistemática de tal Epístola, está muy claro que cada cual paga según sus obras. Se confirma en 2ª Corintios 11:15 y 2ª Timoteo 4:14.

Así pues, no basta la fe sola, sino que debemos demostrar nuestro sincero arrepentimiento muy especialmente con nuestras buenas obras, haciendo un verdadero esfuerzo por corregirnos.

La fe nos salva en la medida que promueve la realización de buenas obras, para liberarnos del enorme peso de nuestras deudas con la Justicia Divina, por nuestras pasadas —y presentes— acciones y omisiones...

¡Bendita sea la Fe y bendita la Esperanza, y bendita la —muy bendita— Caridad!... Amén.


25. También está escrito con letras de fuego vivo:

“Porque no es Judío el que lo es en manifiesto [las apariencias y fanatismos, las prohibiciones y pesadas cargas, las santurronerías y mojigaterías, los golpes de pecho y admoniciones y condenas, las poses pietistas y fingidas mansedumbres, etc.]; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne:

Mas es Judío [o verdadero cristiano] el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual [del verdadero cristiano] no es de los hombres [aduladores], sino de Dios.” (Romanos 2:28-29).


26. Y más aún, también con letras encendidas está escrito, directamente por la limpia mano del Apóstol Pablo:

“Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la ley:

Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?

¿Tú, que predicas que no se ha de hurtar, hurtas?

¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras?

¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio?

¿Tú, que te jactas de la ley [que te sabes la Biblia de memoria], con infracción de la ley deshonras a Dios?” (Romanos 2:20-23)


27. El bendito Apóstol Pablo postula que el Espíritu se recibe por la Fe. Es tanto como tenderle un camino, una vía de comunicación a través de la Fe, para que el Espíritu sea “recibido” dentro de nosotros.

Y estamos muy de acuerdo, solamente que la vía de comunicación también lo es por conducto de sus virtudes hermanas, la Esperanza y la Caridad, y no sólo por la Fe (1ª Corintios 13:13).

No podemos “encerrar” al Espíritu de Dios con nuestros pobres conceptos humanos, con nuestras limitaciones físicas, síquicas y espirituales.

Reconocemos que el Espíritu se recibe por la Fe, mas también se recibe, en igual grado, por la Esperanza y por la Caridad. Cierto, del mismo modo acontece “la recepción del Espíritu”, con todas las —Tres— virtudes que exalta el bendito Apóstol...

Por todas y cada una de esas benignas virtudes, se puede recibir el Espíritu. Es más, “se debe” recibir el Espíritu armónicamente por cada una de las tres virtudes.

Y aunque el Espíritu sea recibido igualmente por las Tres benditísimas virtudes, sin embargo, el Apóstol Pablo eleva a la Caridad como la mayor de ellas. Ergo, el camino para recibir al Espíritu por la Caridad, tiene mayor “posibilidad de servicio” a la perenne voluntad de Dios de velar por sus criaturas...

Por tanto: Si por la simple Fe vamos a lograr la salvación, aún por encima de las “obras de la ley”, suponiendo sin conceder que por tales se comprendan también la Ley de los Diez Mandamientos, es decir, las Normas Morales Superiores.

Y si el Apóstol Pablo dice que la Caridad es la mayor de las virtudes, incluida la Fe, entonces mejor interpretemos que, POR LA SOLA CARIDAD (SOLA CÁRITAS) también se logra la salvación.

“si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy.

La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada;” (1ª Corintios-13:2 y 8; Biblia del Oso, 1569).

Se logra mucho más todavía —como simple aprendiz de cristiano— con la bendita caridad por encima de las obras de la ley, y también de la Fe y de la Esperanza, puesto que están subordinadas a la Caridad, la hermana mayor.

Si el estudio y el cumplimiento de las Escrituras es para toda buena obra, tal como le dice a su amado discípulo Timoteo el bendito Apóstol (2ª Timoteo 3:14-17), luego entonces, obremos con rectitud, con caridad, que siempre se expresa en buenas obras…. que dignifican al recto y buen corazón (Lucas 8:15)...

Y con mucha caridad interpretemos —como muy buena obra que es— la sagrada Biblia.

Sirvamos al Padre con el bendito ardor y la buena voluntad de LA CARIDAD, QUE EQUILIBRA LAS POSTURAS DE LA SOLA FIDE Y DE LAS BUENAS OBRAS, de las que habla el Apóstol Santiago también, pues la Caridad a todos nos ama, sin distingos ni discriminaciones… Más aún, “el cumplimiento de la ley es la caridad” (Romanos 13:7-10).

La Caridad va de la mano con la Fe, la Ley, y la bendita Esperanza, con la mira puesta siempre en alcanzar la Misericordia del Cristo y su Padre celestial.

28. Como muy verdaderos y auténticos protestantes o evangélicos que procuramos ser, buscamos siempre la reforma de nuestras personas ante el Señor.

Y, por tanto, la independencia y la liberación de la enseñanza dogmática tradicional que recibimos de los ortodoxos católicos y, ahora también, de muchos protestantes o evangélicos dogmatizados.

Así, en esa búsqueda o procuración de la Reforma Interior, de nuestra independencia para adorar al Señor, que proponen el Apóstol Pablo y nuestro máximo líder Jesús de Nazaret ―el Ungido, el Christos―, postulamos con alegría:

Que tanto las Cinco Solas, como las Solas “Ópera” y “Lex” católicas —o como quiera llamárseles—, todas ellas se armonizan con la Caridad y el supremo Amor a Dios y al Prójimo.

Asimismo, postulamos firme y serenamente que la Sola Caridad (SOLA CÁRITAS, 6ª Sola), por sí misma, es un camino súper-sustancial para lograr la salvación, la iluminación y la dicha inefable de volver al Seno del Todo-poderoso, del Omni-misericordioso.

De igual manera, postulamos firme y serenamente que el Amor a Dios y al Prójimo (SOLO AMOR, 7ª Sola), Sola-mente y por sí mismo, es un camino súper-sustancial para lograr la salvación, la iluminación y la dicha inefable de volver al Seno del Todo-poderoso, del Omni-misericordioso.

Esta virtud del Amor a Dios y al prójimo, enciende el fuego de la Caridad y las demás virtudes...

Las Cinco Solas ya no deben estar tan solas, sino que muy bien acompañadas, pues la hermandad protestante ya no está “tan sola”, como en aquellos amargos tiempos, cuando fue combatida a sangre y fuego...

Por tanto, ya no está tan “solita”, pues existen Iglesias Evangélicas en todo el mundo… Por eso, mejor amablemente proponemos, acompañar a nuestra hermandad protestante o evangélica con estas nuevas Solas: (6ª) la Caridad y (7ª) el Amor a Dios y al prójimo.

29. Con el mismo ánimo de liberación de la enseñanza dogmática tradicional, declaramos enfáticamente que, en la Tanaj hebrea o Antiguo Testamento, podemos distinguir dos Jehovás: uno que ordena NO MATARÁS y otro que ordena MATAR, e incluso, él mismo dice —reiteradamente— que castigará con la muerte a los desobedientes y ordena MATAR hasta los hermanos, amigos y parientes.

Este seudo-Jehová que ordena sistemáticamente homicidios, e incluso, genocidios y se complace en el derramamiento de sangre en su altar, es quien más aparece citado en el Antiguo Testamento, exigiendo sus múltiples Korbán (holocaustos y sacrificios sangrientos) y matanzas de las familias y poblados enteros del enemigo, incluidas sus bestias o animales (1º Samuel 15:2-3).

Es una total contradicción lógica, teológica y teleológica que “el mismo Jehová-Dios” primero ordene al pueblo de Israel NO MATARÁS, e inmediatamente después, le ordene al mismísimo pueblo, MATAR a sus hermanos, amigos y parientes, y los “bendiga y consagre” por esos hechos criminales, homicidas y genocidas (Éxodo 32:26-29).

Y continúe ordenando —reiteradamente— en la Tanaj o Antiguo Testamento, matar hombres y mujeres, a niños y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos...

Esta es la causa o razón por la cual NO aceptamos que todo lo que está escrito en la Biblia es palabra de Dios.

¿Qué clase de Dios es aquel que no sólo es complaciente con el delito de homicidio o asesinato, sino que lo promueve y lo ordena?

Sabemos que muchos se van a desgarrar las vestiduras hasta la consumación de los siglos, porque evidenciamos a este seudo-Jehová, que realmente es producto de las “doctrinas y mandamientos de hombres”, atribuidas falsamente al real y verdadero IEHOVÁ-Adonay-Sabaoth, como si hubiesen salido de su bendita boca...

Según evidenciaron también Isaías el profeta (14:12-21 y 30:9-11) y nuestro Señor el Cristo (Mateo 15:3-9 y 19:8).

Mas nosotros, como aspirantes a cristianos paulinos que buscamos ser, honramos nuestras vestiduras de la Verdad del Cristo, de las cuales estamos investidos a partir de nuestro bautismo (Gálatas 3:27).

Y no vamos a renegar de la Verdad, tapando, ocultando y tolerando las adulteraciones homicidas de la Auténtica Ley, aquella “del Principio”, con sus Diez Mandamientos incluidos.<7>

Adulteraciones claramente expresadas en los textos del Antiguo Testamento… y ahí están perfectamente escritas y descritas —profusamente— las múltiples evidencias de nuestras palabras.

30. Somos una Iglesia Cristiana Recta, de Auténtica Sabiduría Paulina, que no torcemos las palabras del Treceavo Apóstol.

Y veneramos y alabamos con mucha sinceridad al Cristo bienhechor, manifestado o expresado luminosamente a través del Corazón y de la Sabiduría de “el más pequeño” de sus Apóstoles:

Paulus, del latín paucus, “poco, pequeño”: Pablo; nombre de humildad ante el Señor (1ª Corintios 15:9 y Efesios 3:8).

Quien nos diera el mayor ejemplo de corrección, pues primero negaba y perseguía al Hijo del Señor de los Ejércitos —Jehová Sabaoth— y después lo alabó y predicó hasta el final de sus días, cuando murió alegremente, decapitado por el delito servir al bendito Verbo...

Mas ¡Todos llevamos un Pablo de Tarso dentro de nos!, en lo recóndito de nuestro Ser… Es una parte de las Jerarquías que en nuestro interior tiene el Altísimo... ÉL... AQUÉL que también mora dentro de nos, como está escrito (1ª Corintios 3:16).

Iniciemos una Nueva Época Paulina, donde el amor y la gracia del Cristo, se expresen a través de nuestro Apóstol Pablo personal, individual...

Quien siempre está luchando internamente —y con gran valor— por nuestra tan anhelada salvación... Amén.


31. De todo corazón anhelamos alcanzar la Paz del Cristo, desarrollando la voluntad, y la buena voluntad, como está escrito (Lucas 2:14).

Sabemos que sólo chispazos de verdadera felicidad tenemos en la vida, pero la paz sí la podemos conquistar, alabando al Dios de las alturas y buscando la paz en la tierra como hombres de buena voluntad... Amén.

¿Cuántas veces hemos alabado al Dios de las alturas y buscado la paz del Cristo durante el día?

¿Pudo más el día sobre nosotros o triunfamos sobre el día?


32. Sólo deseamos el bien para toda la humanidad doliente, aunque mal pague...

Por eso se duele la humanidad, porque paga mal y se aparta de su Creador.

Y con muy buena voluntad procuramos servirla, así como la sirvió el Divino Rabí de Galilea, JESHÚA EL BENDITO, nuestro máximo Jefe Espiritual, cuyo Nombre —Verbo— no nos cansaremos de alabar... Amén.


33. Con sinceridad y de todo corazón postulamos la maravillosa Enseñanza del Cristo Inmortal:

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.” (Juan 14:21-23)

¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!