El Cristo, bienechor nuestro, quiere que toda la humanidad se salve, sin excepción, y nos enseña el camino para lograrlo, sin fanatismos, dogmatismos, exclusivimos, envidias o malas voluntades. Dice así el bendito Apóstol de los Gentiles:
“Y no os conforméis a este siglo [no os adaptéis a sus malas costumbres]; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Digo pues por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.
...El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos a lo bueno; Amándoos los unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos [amonestándoos] con honra los unos a los otros; En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor; Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.”
Romanos 12:2-3 y 9-12
Y ahora sí que, como dice el antiguo proverbio chino: “Si cada quien barriera el pedazo de calle que le toca enfrente de su casa, la calle estaría limpia”, y un buen amigo dijo: Y la ciudad… Al final concordamos en que ¡todo el planeta!
Buscamos la Renovación Cristiana-Paulina, para que vibre de nuevo con fuerza en nuestro interior el Apóstol Pablo, sin fanatismos ni santurronerías, con cariño sincero por el Cristo, sin creernos más que los demás, pues no tenemos de qué gloriarnos sino de nuestras flaquezas (2ª Corintios 12:5).
Somos una Iglesia Cristiana Recta, de Auténtica Sabiduría Paulina, que no torcemos las palabras del Treceavo Apóstol.
Seguimos de corazón la Enseñanza del Cristo y el bendito ejemplo del Apóstol Pablo, la que entregamos con afecto a la humanidad sin pedir nada a cambio; únicamente solicitamos una conducta recta.
Bendecimos el ejemplo de máxima corrección del Treceavo Apóstol, “el más pequeño e indigno”, el que persiguió antes al Cristo y ahora lo alaba y preconiza...
Y tenemos la certeza de que la profunda Enseñanza, la sagrada Sabiduría del Apóstol Pablo iluminará nuestro camino hacia el Cristo, de manera seria, responsable, liberadora de nuestras cargas psicológicas, y nos dará un limpio anhelo de servir a la humanidad con amor consciente... Amén.
Somos gentes sencillas, respetuosas del Cristo, cuya Enseñanza debemos hacer carne y sangre dentro de nosotros mismos, aquí y ahora... Amén.
Por favor, iniciemos una Nueva Época Paulina, donde el amor y la gracia del Cristo, se expresen a través de nuestro Apóstol Pablo personal, individual...
Pues todos tenemos uno, ya que es una parte de las Jerarquías del Altísimo que mora dentro de nosotros mismos (1ª Corintios 3:16), quien siempre está luchando internamente —y con gran valor— por nuestra tan anhelada salvación...